domingo, 15 de noviembre de 2015

TODOS LOS DÍAS DE TU VIDA

Ayer estuve en una boda. Y como siempre el rito del matrimonio estremece. Es muy radical, puede resultar excesivo: hasta que la muerte os separe, serte fiel en las alegrías y en las pena,  en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida...
 Realmente ¿hay alguien que pueda estar cien por cien convencido de que va estar a la altura de las circunstancias con semejantes exigencias dentro de veinte, treinta o cuarenta  años?
Imposible. Ni siquiera puedo asegurar del todo lo que voy a ser capaz de hacer mañana, como para firmar un compromiso para toda mi vida...
Y esa es la maravilla, que aún no fiándote de ti mismo te entregues por completo a otra persona y le jures fidelidad y cercanía siempre.  Al mismo tiempo eres consciente de que es cosa de dos, y que saldrá bien porque los dos vais a poner el alma y el corazón en que así sea.Vais a vivir cada día de forma coherente con ese compromiso. 
 Es el misterio de la libertad del hombre que decide, porque le da la gana, iniciar un camino y decir que no a muchos otros. 
Es poner en juego tu libertad apostando todo a una sola carta. 
Es una receta infalible para ser feliz.

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