Es bueno fiarse poco de uno mismo en este terreno.
Las historias de infidelidad que he conocido en el despacho tienen algún denominador común. Uno de ellos es que todo comenzó de manera más o menos inocente.
¨Empezamos a salir juntos del gimnasio y me acompañaba un rato porque coincidía el camino...¨
¨Fue en un viaje en el que las reuniones acababan tardísimo y luego nos íbamos varios a tomar algo, alguno de esos días nos quedamos solos y empezamos a hablar de cosas más personales...¨
¨la verdad es que tenemos un sentido del humor parecido y nos reíamos siempre un montón de las mismas tonterias...¨
Todas estas situaciones resultan eso, inocentes. Nada hace pensar que detrás venga un lío.
Y sin embargo, en el momento en que empezamos a sentirnos especialmente bien con alguien del otro sexo, hemos pasado la barrera.
Si tenemos un compromiso, nuestra pareja merece que estemos atentos y que no dejemos que esos sentimientos aparezcan y aniden. Y lo malo es que si no estamos atentos las cosas pueden avanzar rápido.
Decía que es bueno desconfiar de uno mismo en esto porque normalmente estamos convencidos de que controlamos, de que no hay nada que temer, que nada está en peligro, que hay que dejarse de estrecheces, que ya somos todos mayores, etc. etc.
Y lo cierto es que las situaciones siguen siendo de manual, o sea muy típicas. Que al final seguimos siendo hombres y mujeres.
Por lo que, sin miedo a parecer exagerados, es bueno ser prudentes y proteger nuestro corazón. Preservar el mundo de nuestra intimidad para él, para ella. Llevar bien las riendas de nuestros sentimientos y dirigirlos hacia la persona con la que hemos decidido compartir nuestra vida.
domingo, 25 de enero de 2015
domingo, 18 de enero de 2015
EN CASA: DE GUANTE BLANCO
Pedir permiso, dar las gracias, por favor, te importaría…estas expresiones deben ser de uso habitual en casa porque lejos de ser meras fórmulas de cortesía, expresan el profundo respeto por la persona con la que compartimos nuestra vida y con quien debemos ser especialmente delicados.
Precisamente, con frecuencia caemos en el error de pensar que no es necesario ser tan cortés en casa, que ahí es donde nos podemos relajar frente a otros entornos como el laboral o el de las relaciones sociales en los que debemos cuidar mucho más las formas.
Y sin embargo es precisamente en casa, donde vamos a pasar presumiblemente las próximas décadas de nuestra vida, donde debemos preservar al máximo un buen ambiente de cordialidad, educación y cortesía. Sin que nada de esto resulte artificioso.
“Es que voy a parecer un invitado en mi propia casa con tanta palabrería”
En primer lugar no debe ser palabrería sino expresión de respeto y atención;
Y en segundo lugar, más vale pasarse que quedarse corto. Porque la tentación siempre será la de “ir al grano” saltándose los cumplidos y buenas palabras; especialmente en situaciones de tensión.
El terreno doméstico es el más resbaladizo y donde pueden aparecer con más facilidad minas anti personas que exploten en cuanto las pisemos. Por eso es bueno andar con cierto cuidado...
Normalmente en nuestras relaciones sociales sabemos comportarnos de forma más que adecuada. Y lo mismo se puede decir del terreno laboral. A ver quien no se tiene que contener y reconducir de vez en cuando...
Y así, más posibilidades de alta tensión habrá cuanto mayor es el nivel de confianza y cuanto más personal se vuelve la conversación.
De ahí que en casa alcancemos el cenit.
Así que no tengamos miedo a resultar cursis o ceremoniosos, porque de esto nunca pecaremos por exceso, salvo caricaturas que
no serían genuinas. Y sin embargo es muy fácil dar por hecho cosas que no debemos obviar en la convivencia
domingo, 11 de enero de 2015
CON MIRADA POSITIVA
Enamorarse es entusiasmarse, sorprenderse ante lo que vale el otro, pasmarse de que alguien pueda ser así. En el enamoramiento hay fascinación, hay admiración; y por lo tanto en la relación amorosa eso debe continuar. Y si no la hay, habrá que fomentarla, no digo inventarla, pero si soplar para que aquello vuelva a arder.
Lo contrario es afincarse en el comentario rutinario que ironiza acerca de nuestra pareja. Casi en tono de broma, como algo socialmente exitoso por la gracia que puede tener…pero maldita la gracia que tiene estar al lado de alguien a quien realmente no admiras. Por lo tanto, mejor no hacer bromas ni comentarios gratuitos, sino más bien y por el contrario tratar de encontrar el antídoto a ese sentimiento.
A Lourdes se la ha caído Pepe del pedestal. Quizás es que nunca debió estar, pero lo cierto es que ella echa de menos tenerle allí alto.
“Yo me acuerdo que le veía y pensaba, ¡qué tío más guapo! Y me encantaba y me hacía gracia y estaba deseando estar con él. Pero ahora le veo y sí me sigue pareciendo guapo pero nada que ver con ese modo de mirarle..."
Ahí está la cuestión, en la mirada.
Es como con los niños. Llega Tomás, cuatro años, con los pantalones rotos por la rodilla, unos berretes tremendos en la boca y por supuesto unos pelos de loco. Ante ese panorama podemos reaccionar con mirada crítica diciéndole:
“Pero dónde vas así, con esas pintas, todo sucio. Ahora a volverte a peinar ¿no? Como si no tuviera otra cosa que hacer…y ese pantalón ¡te lo has cargado!
O bien, podemos cambiar la mirada y decirle:
“Anda ¿de dónde sales? Ya veo que te lo has pasado bien ¿eh? ¿Que? ¿has estado haciendo paradones de rodillas? ¿Y te han colado alguno o no? Seguro que no porque menudo portero estás hecho…¿Y qué has merendado? ya veo que te has puesto las botas ¿eh?”
Es el mismo niño y la misma escena pero la mirada ha cambiado.
Es una mirada indulgente frente a una mirada exigente e implacable con los errores ajenos. Una mirada que busca lo positivo frente a una mirada empeñada en ver lo que no va. Una mirada que realza los valores del otro frente a una mirada que pone la lupa de aumento en sus defectos.
Pues eso.
Lo contrario es afincarse en el comentario rutinario que ironiza acerca de nuestra pareja. Casi en tono de broma, como algo socialmente exitoso por la gracia que puede tener…pero maldita la gracia que tiene estar al lado de alguien a quien realmente no admiras. Por lo tanto, mejor no hacer bromas ni comentarios gratuitos, sino más bien y por el contrario tratar de encontrar el antídoto a ese sentimiento.
A Lourdes se la ha caído Pepe del pedestal. Quizás es que nunca debió estar, pero lo cierto es que ella echa de menos tenerle allí alto.
“Yo me acuerdo que le veía y pensaba, ¡qué tío más guapo! Y me encantaba y me hacía gracia y estaba deseando estar con él. Pero ahora le veo y sí me sigue pareciendo guapo pero nada que ver con ese modo de mirarle..."
Ahí está la cuestión, en la mirada.
Es como con los niños. Llega Tomás, cuatro años, con los pantalones rotos por la rodilla, unos berretes tremendos en la boca y por supuesto unos pelos de loco. Ante ese panorama podemos reaccionar con mirada crítica diciéndole:
“Pero dónde vas así, con esas pintas, todo sucio. Ahora a volverte a peinar ¿no? Como si no tuviera otra cosa que hacer…y ese pantalón ¡te lo has cargado!
O bien, podemos cambiar la mirada y decirle:
“Anda ¿de dónde sales? Ya veo que te lo has pasado bien ¿eh? ¿Que? ¿has estado haciendo paradones de rodillas? ¿Y te han colado alguno o no? Seguro que no porque menudo portero estás hecho…¿Y qué has merendado? ya veo que te has puesto las botas ¿eh?”
Es el mismo niño y la misma escena pero la mirada ha cambiado.
Es una mirada indulgente frente a una mirada exigente e implacable con los errores ajenos. Una mirada que busca lo positivo frente a una mirada empeñada en ver lo que no va. Una mirada que realza los valores del otro frente a una mirada que pone la lupa de aumento en sus defectos.
Pues eso.
domingo, 4 de enero de 2015
Conoce a tu pareja
Ahora que comienza el año, casi todos nos planteamos algún cambio, propósito o meta a conseguir en las próximas semanas o meses. Es buen momento para afinar el oído y ver qué se mueve dentro de la cabeza del otro.
“Ahora le ha
dado a Alicia por la haute cuisine
y se ha apuntado a un curso de cordon
bleu al que va a dedicarle horas todos los fines de semana, !de aquí a junio! ¡No se que interés le ha entrado ahora por la alta cocina!...”
Pues vete
enterándote majete, porque parece que te estás perdiendo algún capítulo de lo que
Alicia lleva dentro.
Es decir, por qué ahora necesita esa nueva motivación,
distracción…
¿Será que en su trabajo el horizonte se le ha quedado plano? ¿será
quizás que tiene ganas de conocer nueva gente? ¿no será que se le viene un poco encima el fin de semana?
En fin, más allá
de la anécdota, prestemos atención en esta situación a dos aspectos:
A nuestro amigo
parece incomodarle la dedicación de varias horas a la alta cocina de su mujer,
quizás porque desde un punto egoísta le toca a él lidiar a solas con la casa y
los enanos. Ante ésto...!seamos grandes! !No empequeñezcamos el horizonte del otro! Tienes que ser el primer promotor de su crecimiento, de su mejora...
Y en segundo lugar y quizás mucho más importante, no comprende del todo
lo que le está pasando a Alicia porque le faltan datos.
No se ha interesado
genuinamente por esa nueva afición de Alicia, no lo ha valorado en su justa
medida, no le ha dedicado la atención que merecía. En cierto modo no le ha
tomado en serio en esto. Y eso puede molestar.
Por eso hemos comenzado diciendo que es vital
mantener el rádar muy atento a los intereses de nuestra pareja, a sus
aficiones, emociones, ganas de hacer…no porque vayamos a tener que
sistemáticamente decir que si a todo lo que proponga, sino porque detrás de
cada anhelo, de cada deseo, normalmente habrá un interés, un sentimiento que
seguramente compensa desbrozar.
Y si no lo hay, y no es más que una ocurrencia,
pues también es interesante conocerlo para saber qué pájaros pululan por la
cabeza de nuestro querido compañero o compañera de viaje.
!Feliz año!
domingo, 21 de diciembre de 2014
No voy a hablar de la suegra
Y menos de la mía que es estupenda! Ni del cuñado, ni de la sobrina...
Ni de lo mucho o poco que nos puede apetecer la dichosa reunión en casa de...
Hoy querría hablar de sumar.
Se acerca la Navidad y lo normal es que todos nos reunamos con miembros de nuestra familia y de "su familia" a los que normalmente vemos menos y entre los que puede haber personas que nos resulten mas o menos gratas. Y ante eso uno puede aplicar su filtro y entrar en el planteamiento:
" pues como este igual de borde que siempre yo no pienso hacer ni el más mínimo esfuerzo"
O uno puede pensar en sumar. Y en sumar pensando en el otro. Me explico.
Todos tenemos claro que estamos unidos a la persona que elegimos y no a toda su parentela. Por supuesto. Pero también tenemos muy claro que una de las claves principales del éxito de nuestra relación es precisamente buscar siempre el modo de hacer feliz a la otra persona. Y resulta que parte muy importante de su felicidad es su relación con su familia de sangre y por eso a ti te toca facilitarle las cosas en estos días de convivencia más estrecha. Hacer que disfrute con ellos y que te vea a ti bien también. No se trata de convertirte en compañero inseparable de juegos de tu suegro o de que no salgas de la cocina en casa de tus cuñados. Se trata sencillamente de poner de tu parte para que el clima sea el mejor. Buena cara, buen ambiente y sobre todo repito pensar en la felicidad y en el disfrute del otro . Con eso disfrutaremos seguro los dos.
Y si surge la necesidad de aplicar este principio no lo dudes: siempre del lado del contrario!! Es decir:
Si tu pareja tiene algún encontronazo con alguien de su familia y ves que lo pasas mal por eso mientras te lo esta contando, trata de disculpar al miembro de su familia tratando de facilitar el retorno a la normalidad. No se te ocurra abundar en la brecha porque le harás sufrir mas y además te saldrá " el tiro por la culata" porque muy probablemente se vuelva en tu contra por contribuir a la
crítica de esa persona de su familia.
Así que, a sumar! A llegar a mas en nuestros círculos concentricos en estos días!
Eso si , cuidando mucho el circulo principal que sois vosotros dos.
Ni de lo mucho o poco que nos puede apetecer la dichosa reunión en casa de...
Hoy querría hablar de sumar.
Se acerca la Navidad y lo normal es que todos nos reunamos con miembros de nuestra familia y de "su familia" a los que normalmente vemos menos y entre los que puede haber personas que nos resulten mas o menos gratas. Y ante eso uno puede aplicar su filtro y entrar en el planteamiento:
" pues como este igual de borde que siempre yo no pienso hacer ni el más mínimo esfuerzo"
O uno puede pensar en sumar. Y en sumar pensando en el otro. Me explico.
Todos tenemos claro que estamos unidos a la persona que elegimos y no a toda su parentela. Por supuesto. Pero también tenemos muy claro que una de las claves principales del éxito de nuestra relación es precisamente buscar siempre el modo de hacer feliz a la otra persona. Y resulta que parte muy importante de su felicidad es su relación con su familia de sangre y por eso a ti te toca facilitarle las cosas en estos días de convivencia más estrecha. Hacer que disfrute con ellos y que te vea a ti bien también. No se trata de convertirte en compañero inseparable de juegos de tu suegro o de que no salgas de la cocina en casa de tus cuñados. Se trata sencillamente de poner de tu parte para que el clima sea el mejor. Buena cara, buen ambiente y sobre todo repito pensar en la felicidad y en el disfrute del otro . Con eso disfrutaremos seguro los dos.
Y si surge la necesidad de aplicar este principio no lo dudes: siempre del lado del contrario!! Es decir:
Si tu pareja tiene algún encontronazo con alguien de su familia y ves que lo pasas mal por eso mientras te lo esta contando, trata de disculpar al miembro de su familia tratando de facilitar el retorno a la normalidad. No se te ocurra abundar en la brecha porque le harás sufrir mas y además te saldrá " el tiro por la culata" porque muy probablemente se vuelva en tu contra por contribuir a la
crítica de esa persona de su familia.
Así que, a sumar! A llegar a mas en nuestros círculos concentricos en estos días!
Eso si , cuidando mucho el circulo principal que sois vosotros dos.
martes, 9 de diciembre de 2014
Cuestión de prioridades
Ahora que se acerca el 31 de diciembre y que oiremos tanto de balances de final de año, de lo que hemos ganado y perdido...creo que es un buen momento para que nos paremos a evaluar si hemos ganado o perdido en nuestra relación de pareja.
Si le estamos dedicando tanto como pensamos. Si realmente es el activo más importante en nuestra vida...
En definitiva, si de verdad es nuestra prioridad.
Haz la prueba. Piensa cuales son a día de hoy aquellos aspectos de tu vida a los que dedicas mas tiempo, mas energía y empeño. Saldrán unos cuantos. ¿En que posición aparece algo relacionado con tu pareja?
Puedes decirme:
"es que precisamente mi relación no me preocupa por eso no aparece entre las cuestiones de mayor dedicación."
A lo que te diría que no debemos olvidar que la relación de pareja es de esas relaciones horizontales que hay que mantener vivas siempre. A diferencia de las verticales como las de hijo hacia la madre o el padre hacia el hijo que sobreviven prácticamente solas.
Una pareja se constituye porque los dos quieren y ese querer se debe mantener vivo y saludable por la dedicación y el empeño de los dos día a día.
No podemos caer en aquello de que la cuerda siempre se rompe por el lado más delgado. Y que el más delgado sea el de nuestra relación. Frente a otros cabos más gruesos como puedan ser nuestro trabajo, nuestra prosperidad económica o nuestro éxito en general.
Piensa un poco en esta frase:
" cuando te hayas ido, ni tus clientes, ni tus socios, ni tus colegas te recordaran, solo vivirás en la memoria de tu familia"
Y así es. Pero no por eso vamos a poner nuestra relaciones en el primer puesto de la lista de prioridades, sino porque nos da la gana.
Porque tienes claro lo que de de verdad vale la pena en tu vida.
Si le estamos dedicando tanto como pensamos. Si realmente es el activo más importante en nuestra vida...
En definitiva, si de verdad es nuestra prioridad.
Haz la prueba. Piensa cuales son a día de hoy aquellos aspectos de tu vida a los que dedicas mas tiempo, mas energía y empeño. Saldrán unos cuantos. ¿En que posición aparece algo relacionado con tu pareja?
Puedes decirme:
"es que precisamente mi relación no me preocupa por eso no aparece entre las cuestiones de mayor dedicación."
A lo que te diría que no debemos olvidar que la relación de pareja es de esas relaciones horizontales que hay que mantener vivas siempre. A diferencia de las verticales como las de hijo hacia la madre o el padre hacia el hijo que sobreviven prácticamente solas.
Una pareja se constituye porque los dos quieren y ese querer se debe mantener vivo y saludable por la dedicación y el empeño de los dos día a día.
No podemos caer en aquello de que la cuerda siempre se rompe por el lado más delgado. Y que el más delgado sea el de nuestra relación. Frente a otros cabos más gruesos como puedan ser nuestro trabajo, nuestra prosperidad económica o nuestro éxito en general.
Piensa un poco en esta frase:
" cuando te hayas ido, ni tus clientes, ni tus socios, ni tus colegas te recordaran, solo vivirás en la memoria de tu familia"
Y así es. Pero no por eso vamos a poner nuestra relaciones en el primer puesto de la lista de prioridades, sino porque nos da la gana.
Porque tienes claro lo que de de verdad vale la pena en tu vida.
domingo, 30 de noviembre de 2014
Un invitado no deseado
Cuando los sentimientos de celos y desconfianza llegan y se
instalan, hacen sufrir mucho. Generan ansiedad y un dolor estéril. Estéril
porque normalmente no obedece a nada. Pero explícaselo tú a quien los padece,
que a su vez no es culpable de padecerlos.
En fin, una complicación enorme para la pareja; porque aquél
a quien se cuestiona su conducta se siente injustamente tratado y se encuentra
ante la necesidad de dar explicaciones por cosas que normalmente no tienen
ninguna segunda intención y sobre las que no considera que deba explicarse.
Pero debe hacerlo, y ¡vaya si debe hacerlo! Porque si no, la
otra persona ve confirmadas sus sospechas y crece ese globo de inquietud y
sospecha que tanto daño hace, dentro y fuera. Dentro por el sufrimiento
personal y fuera porque habitualmente tensa la relación y provoca discusiones difíciles
de cerrar.
Cimentar la confianza entre los dos será el único antídoto
que podamos encontrar para remontar situaciones como ésta. Derrochar horas de
conversación en las que nos abramos en canal el uno al otro. No abordando el
tema que nos hace sentirnos incómodos sino todo en general. Es momento de
invertir en hablar y hablar mucho. En compartir de verdad nuestras vidas. En
poner en escena ese tu eres lo principal
en mi vida
Así,
con ese rodaje de horas juntos hablando a fondo, se irán disipando los
nubarrones de las dudas y susceptibilidades.
Además, hay que aprender a desdramatizar. Evitar sentirse
ofendido por esas sospechas, que en realidad con frecuencia no lo son, tan solo
manifiestan inseguridad en quien las padece. Y
además de restarle importancia, si están ya retejiendo su confianza a base de
diálogo profundo, quizás se sienta cómodo como para decirle:
“Oye, vale ya, que de esto ya hemos hablado y sabemos que no
lleva a ninguna parte, a ninguna parte buena, vamos…”
Y así quizás ayude a su pareja a cortar con esos
pensamientos, que
como decíamos pueden fácilmente convertirse en obsesivos.
como decíamos pueden fácilmente convertirse en obsesivos.
Quien padece los sentimientos de celos tendrá que trabajar el
autocontrol. Para eso, el ejercicio de STOP mental a estos pensamientos tan
negativos y buscar la distracción de la cabeza en esas circunstancias, además
de llenarse del otro cada vez que estemos juntos puede funcionar muy bien.
Y por último, la otra persona tendrá que recortar quizás algo
de su conducta externa, sin caer en la camisa de fuerza que le oprima y le
asfixie, pero si que es cierto que tratará de que su modo de actuar no
desencadene gratuitamente esos fatales sentimientos en su pareja. A veces será
controlar un poco la expresividad con las personas del otro sexo; en otras
ocasiones será importante cuidar la vanidad; no tratar de ir por la vida
despertando admiración; y lo que es mejor, buscar sobre todo en nuestra pareja
el reconocimiento y el halago que realmente nos hace sentir tan bien…
Porque la admiración mutua es un valor esencial en las
relaciones de pareja más robustas; y por eso fomentando esa actitud entre los
dos, matamos muchos pájaros de un tiro.
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