El ser humano en sus afectos tiende a la totalidad. Es ley
natural. Del mismo modo que buscamos la felicidad como tendencia natural,
buscamos también un amor completo, sin orillas.
No se quiere a alguien "mientras nos riamos juntos”, o “un rato” , o “hasta el verano que viene”. Se ama con el
corazón y este órgano no conoce de plazos ni condiciones. Es un músculo que se
pone en marcha, se activa y confía en el buen gobierno de la cabeza sobre él.
El amor comprometido, sin duda sale al paso del deseo más
profundo del corazón humano que anhela amar y ser amado sin condiciones. Que me
quieran como soy y por quien soy es lo más fabuloso que nos puede pasar, ¿no
crees?
Ahora bien, el compromiso está sobre todo para vivirlo en
primera persona, es decir, yo me comprometo contigo, voy a estar a tu lado, te
aseguro mi amor y mi apoyo constante. Y haré todo lo que esté en mi mano para
vivir cada día de acuerdo a esta afirmación que ahora te hago.
Digo en primera
persona porque si los dos lo viven así, todo irá sobre ruedas. El problema
aparece cuando uno de los dos asumiendo que el otro estará ahí en cualquier
caso, pase lo que pase, comienza a actuar descuidando su propio compromiso. Y
la persona con la que se había comprometido deja de ser lo primero…y así, poco
a poco, empieza a vivir su relación a costa del compromiso del otro. Que
obviamente al no verse correspondido, puede empezar a aflojar también.
Revisa hoy tu compromiso. Actualiza tu esfuerzo diario por
vivir pendiente del otro y de vuestra relación. Mantenlo en el primer puesto
del ranking de tus prioridades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario